Casonas de Tortuera
Tortuera fue un pueblo rico donde se establecieron y se formaron algunas de las familias hidalgas más importantes del Señorío. Testigo de ellas son las “Casas Molinesas”, arquitectura autóctona de la zona, que durante los siglos XVI y XVII fueron habitadas por la nobleza del pueblo.
Tienen en común los muros tallados, los bellos e imponentes portalones de medio punto abovedados coronados con escudos heráldicos, ventanales protegidos por hierros, salas y escaleras amplias y patios resguardados de altas tapias.
Casa López Hidalgo de la Vega
Construcción: primeros años del siglo XVII
Ubicación: C/ Real, 15
Fue construida por Don Diego López Hidalgo Mangas y está situada en lo más alto del pueblo, totalmente aislada del resto de las construcciones de este tipo. Sigue mostrando el empaque y traza ejemplar de la que fue una de las familias más notables del Señorío.
En el nivel inferior, encontramos la puerta de entrada con su gran escudo familiar y dos ventanas laterales, la de la derecha cubierta con reja.
En el segundo nivel, los ventanales también están cubiertos de rejas de hierro trabajadas a mano. En el nivel superior, se encuentran tres ventanas que corresponden a los desvanes. Adosado está el patio, delimitado por un altísimo paredón rematado con almenas.
El origen de esta familia lo encontramos en el siglo XIV con Juan López de Cillas, alcalde de Molina, quien decide asentarse en Tortuera. Inicialmente, fueron funcionarios del estado molinés y servidores en la casa condal de Lara. Rápidamente se enriquecieron y se convirtieron en poderosos ganaderos.
Varios siglos después, Don Diego López Hidalgo Mangas, casado con Doña Magdalena de la Vega García, construyó este palacio donde se ha sucedido una larga estirpe de militares, letrados y eclesiásticos.
Dos de sus hijos más ilustres fueron D. Lucas López Hidalgo de la Vega, colegial de Artes de San Ambrosio, visitador de los obispados de Calahorra y Sigüenza, mayordomo del obispo de esta Diócesis, provisor de Badajoz, Vicario General del Ejército de Extremadura y Visitador de sus Hospitales; y D. Diego López Hidalgo de la Vega, obispo de Badajoz y Coria.
Casa Romero de Amaya
Construcción: siglo XVIII
Ubicación: C/ La Rua
Sobre la puerta encontramos el gran escudo familiar sostenido por dos niños y apoyado sobre la furiosa cabeza de un viejo.
De esta casa descienden dos figuras ilustres del pueblo: Don Juan de Amaya Malo y Don Marco Antonio de Amaya Malo Romero, canónigos e inquisidores en Córdoba, este último enterrado en la Capilla de la Trinidad de la iglesia.
Originalmente, ocuparía toda la manzana y actualmente está dividida en varias viviendas y corrales. En la única casa que actualmente conserva el porte antiguo, se han efectuado reformas abriendo balcones y grandes ventanas. Anexa se encontraría la casa del servicio.
Casa Moreno
Construcción: siglo XVI
Ubicación: Plaza de María Cristina
Bien conservada y sencilla. En su fachada destacan el portón de grandes dovelas, semicircular, rematado por el escudo heráldico y dos ventanas cubiertas por reja.
En el segundo nivel, encontramos tres ventanas, siendo la más grande la del centro, y en el tercer nivel, dos ventanas que corresponden a los desvanes.
La Casa de la Inquisición
Construcción: siglo XVI
Ubicación: Calle Eras Bajas
Se dice que existía en Tortuera una casa destinada a la Inquisición de la Iglesia Católica dedicada a la supresión de la herejía. Sus símbolos: la cruz, la palma y la espada; no son visibles y en su lugar encontramos la fecha 1548, conservada en la reforma.
Plaza de María Cristina
La plaza del pueblo, está rodeada por otras construcciones con similitudes arquitectónicas: la casa de los Torres, la de Notario y García y el Ayuntamiento.
El ayuntamiento, recientemente reformado, posee un arco de entrada de medio punto coronado por un escudo en lo más alto del edificio.
También se encontraba en la plaza el edificio del Cabildo de la Catedral de Sigüenza, ubicado en la actual Casa Rural Mi Abuela.
Arquitectura popular y tradicional
Las “casas viejas” comienzan a ser escasas, muchas se han hundido o se han quedado abandonadas. Las viviendas solían ser de una planta, de escasa altura y se construían con adobe bajo un entramado de madera o cañizo en el techo. Las casas de dos pisos poseían en la parte superior el “sobrao” donde se ubicaban habitaciones con una o dos alcobas anexas y la cámara o graneros para almacenar el grano.
Las puertas abren paso al portal que conduce a las habitaciones, a la cocina con su hogar y a las cuadras, que podían llegar a compartir el mismo espacio que la vivienda. Algunas casas disponían del corral, situado en la parte delantera. No tenían un espacio específico para el aseo y no se contaba con agua corriente ni caliente.