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Ponte frente a la portada y mira la piedra sobre la entrada, verás 1574, fecha que marca el fin de la construcción de la fachada. Las reformas de 1795 le dieron la forma actual.
El templo combina nave y portada renacentista con crucero y presbiterio barroco. Es del siglo XVI; se desconoce el arquitecto, aunque por su traza podría ser el mismo que levantó la iglesia de Alustante: pues se parecen mucho. Iglesias con torre como esta solo se veían en pueblos ricos y poderosos.
En su interior encontramos ocho retablos:
San Nicolás de Tolentino, nuestro patrón, no era de aquí, sino de Bari, en Italia, pero en tiempos de peste Tortuera le pidió protección, como otros pueblos pidieran a San Roque. Desde 1730, por acuerdo de ayuntamiento, clero y vecinos, cada 10 de septiembre se le invoca “por siempre jamás” como protector contra la peste y abogado de las almas del purgatorio.
Un recuerdo perdido: en el muro norte hubo un gran órgano, carísimo de adquirir y mantener, pocas parroquias de la zona lo tenían. Acabó robado y vendido por piezas.
Ahora vamos a contemplar la torre. Si sales fuera del recinto de la iglesia y te sitúas bajo ella, en un sillar verás la fecha 1550. Las campanas tienen nombre: la mayor, Santa Bárbara; y la menor, San Pedro. El reloj llegó un siglo más tarde. Y una estampa de invierno es que en Nochebuena, durante la misa del gallo, aquí mismo se encendía una hoguera.
¿Sabes de dónde viene el nombre de Tortuera?
Hay dos teorías. La primera, y la que parece tener más fuerza, es la que viene de “torre torcida”.
Cuentan que el Rey Felipe II, pasó por aquí en uno de sus viajes y se detuvo ante una torre antigua con unas piedras de grandísimo tamaño que despertaron su curiosidad. Los vecinos no supieron darle la razón de su origen, solamente que allí había existido un castillo que los navarros habían derribado, quedando solamente una pared y su torre principal torcida, por lo que habían llamado al pueblo «torre tueras» que derivó en Tortuera.
La otra posible interpretación es: TOR de «punto fortificado» y TUERA de «trashoguero», que era un tronco seco que se ponía arrimado a la chimenea para conservar la lumbre.
Cuando estés listo, sigue calle abajo hacia la Ermita de los Remedios y de camino haz una parada en la fuente para comprobar si mana agua de sus tres caños.
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